lunes, 8 de marzo de 2010

Incursión en Países Bajos. Maastricht.

De camino en tren hacia Maastricht nos surge la duda. ¿Holanda o Países Bajos? Duda metafísica y trascendental donde las haya, así que nada mejor que la Wikipedia para sacarnos de dudas. Realmente, y aunque normalmente se utilice el nombre de Holanda (aceptado en España), el auténtico nombre del país es Países Bajos (Niederlanden), que viene del hecho de que más de una tercio del país se encuentra al nivel del mar, o por debajo de este. A tener en cuenta que casi el 20% del territorio está ganado al mar, mediante sistemas de diques. Normal por tanto que sea uno de los países más concienciados con el cambio climático, les va la vida en ello...

Pues bueno, el tema es que el domingo nos fuimos a Maastricht. Cogimos el tren de mañanita y, tras la parada obligatoria en Lieja, cruzamos la frontera hacia territorio tulipán. Mención especial para la estación de tren de Lieja, inconfundible estilo Calatrava, al que por cierto me encuentro en todas partes. En Chicago, Nueva York, Milwaukee, por supuesto en Valencia, y ahora en Lieja. Pero qué tío más 'pesao'.


Centrándonos en Maastricht, diré que la ciudad saltó a la palestra tras la firma del Tratado de Maastricht en 1992, con el que se fundaba la Unión Europea. La verdad es que estando un año en Bruselas, parece que la visita es más que obligada. Se trata de una ciudad muy bonita, dividida en dos por el río Mosa, que le da un encanto especial. La plaza del Ayuntamiento, la del Mercado, la iglesia de San Servasio o la de San Juan son lugares dignos de ver. Ahí van algunas fotos de los lugares más emblemáticos.


En la ciudad convive una mezcla de culturas bastante interesante. Su ubicación, cruce de caminos entre Bélgica, Holanda y Alemania le da un carácter especialmente internacional. Pero eso sí, bicis en todas partes. La foto habla por sí sola:

Entre paseos y visitas, pasamos el día. En un impulso momentáneo, estuvimos a punto de coger un autobús que iba a Aquisgrán, en Alemania, un trayecto de apenas 30 minutos. Más que nada por poner la banderita. Pero dada la hora y el frío, al final, ganó la coherencia y cogimos el tren de vuelta a Bruselas. Alemania tendrá que esperar. Por cierto, ojito con las rotondas baratas que se gastan los holandeses. Simplemente pintada en el asfalto, y lo mejor es que la gente lo respeta. Ver para creer. No sé yo si este sistema funcionaría en España:

2 comentarios:

  1. Curios lo de les rotondes, jejeje encara mos queixem de les españa, ENHORABONA per ser el padri de Arnau me alegre molt figura. Per cert segur que no has ficat xinxeta ni en lisboa, ni en italia viatges q ferem de jovens. Un abraç desde Vinaros

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  2. Conociendo tu forma de conducir, yo creo que cruzarías la rotonda por la tangente, eso sí, un 10 a los nederlandings por ir en bici antes que con el buga contaminante.

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