sábado, 19 de diciembre de 2009

Llegó el frío... y la nieve

La ola de frío que invade el centro de Europa (y que llega hasta España) ha hecho esta semana acto de presencia en Bruselas. Así, tras unos días de frío intenso, el jueves cayó la primera nevada. Y la cosa no se limitó a unos cuantos copos, no, la nevada fue considerable. Hasta tal punto, que hoy sábado aún se mantiene en la ciudad el color blanco, tan característico de estas fechas. Además, el termómetro sigue bajando. Hoy se ha marcado la mínima anual, -15ºC, que, aunque queda un poco lejos de los -27ºC del año pasado en Chicago, tampoco es moco de pavo.

Por otro lado, en unos días vuelvo a casa por Navidad, como el turrón. Aquí, la mayoría de gente que conozco ya vuelve este mismo fin de semana, así que también tengo ganas. En cuanto a mi vida aquí, pues cada vez estoy más asentado. Mi francés sigue en proceso de mejora, lo cual es importante, y en cuanto al curro, las cosas empiezan a ponerse interesantes. Veremos qué nos depara el año nuevo.

Dejo algunas fotos que he hecho estos días, desafiando al frío y a la nieve...

jueves, 17 de diciembre de 2009

Viaje a París

Finalmente, y tras más de un mes amarrado a Bruselas, llegó la hora de viajar. Aprovechando la visita de Patri, nos dirigimos a la que algunos llaman la Ciudad del Amor, y otros, la Ciudad de la Luz. De una u otra manera, el tema es que nos fuimos a París con la intención de descubrir los encantos que nos tenía reservados.

Durante los tres días que estuvimos recorriendo la ciudad, nos dio tiempo a disfrutar de sus principales atracciones turísticas, que no son pocas. Se trata de una ciudad con mucha historia, en la que han dejado huella una gran cantidad de personajes ilustres. Entre todos ellos, destaca Napoleón, quien mando construir muchas de las actuales joyas de la ciudad.

El primer día lo empezamos con uno de los símbolos de París, la Torre Eiffel, de 330 metros de altura, que fue durante más de 40 años el edificio más alto del mundo. Optamos por subir a pie, como mandan los cánones, los más de 700 escalones hasta el segundo nivel. El esfuerzo se vio recompensado por la espectacular vista a la llegada. Además, aprovechamos para retomar el aliento y apagar la fiebre fotográfica que se había despertado en nosotros. No exagero si digo que sólo de la Torre Eiffel hicimos más de 100 fotos... Ya en tierra firme, abajo, nos dedicamos a pasear por los alrededores para apreciar más claramente la inmensidad de la Torre.

Más tarde, tras cruzar el río Sena, nos dirigimos hacia la Plaza del Trocadero, que albergaba un Mercado de Navidad para la ocasión. Probablemente, las mejores vistas de la Torre Eiffel sean desde aquí, lo que explica la marea de gente que se agolpa en la Plaza para hacer fotos. Continuamos nuestro camino hacia el Arco del Triunfo, otro de los puntos importantes de la ciudad, contruido por Napoleón tras su victoria en la batalla de Austerlitz. Aquí empieza la Avenida de los Campos Elíseos, considerada como la más bella y con más glamour del mundo. Sus casi dos kilómetros de longitud desembocan en la Plaza de la Concordia, coronada por el obelisco de Luxor. Además, una enorme noria le daba a la estampa un sabor navideño.


Por último, y ya bastante agotados, cruzamos el Jardín de las Tullerías para llegar al Museo del Louvre, uno de los más grandes del mundo, y en el que se guarda la joya de Leonardo da Vinci, la Mona Lisa, tan de actualidad con los libros de Dan Brown. Así, tras más de 10 kilómetros en nuestros pies, nos dirigimos al hotel para recobrar fuerzas. Por la noche, llegaba el momento de París la nuit. Fuimos a la zona de Pigalle buscando el Moulin Rouge, aunque nos quedamos un poco decepcionados por el ambiente que se respiraba. Es una zona bastante cutre, la verdad, pero bueno, la foto era fundamental.


El sábado lo empezamos en la Plaza de la Bastilla, famosa porque fue el punto de inicio de la Revolución Francesa, tan importante en el futuro de la civilización. De ahí, nos trasladamos a la Ile de la Cité, los orígenes de París. Se trata de un pequeño trozo de tierra rodeado por el río Sena, y desde el cual fue creciendo la ciudad hasta llegar a ser lo que es hoy. En el centro de la isla, se encuentra la Catedral de Notre-Dame, famosa entre otras cosas porque allí habitaba jorobado Quasimodo en la novela de Víctor Hugo. En fin, aquí se respira historia por los cuatro costados... La foto siguiente muestra el río Sena, bordeando la Ile de la Cité, y el Pont Neuf (el más antiguo de la ciudad).


Tras esto, y para no aburrir demasiado, visitamos los Invalides, donde está enterrado Napoleón, la zona de St. Germain, y la Escuela Militar, para volver al río Sena para realizar el obligado crucero por el Sena a bordo de uno de los barcos. La noche caía, y la Ciudad de la Luz aparecía ante nosotros...

Para el domingo dejamos uno de los platos fuertes de París, en mi opinión lo mejor de la ciudad, la Iglesia del Sacre-Coeur, construida en la cumbre de Montmartre, la zona bohemia de la ciudad, donde se reúnen los pintores, músicos y demás artistas.

En conclusión, diré que me encantó París, más incluso que la primera vez que la visité, hace ya casi 7 años. Cómo pasa el tiempo...

martes, 15 de diciembre de 2009

Primera visita, Patri en Bruselas

El domingo 8 de diciembre, tras mi primera noche de fiesta en Bruselas, llegó Patri, la primera visita de esta nueva aventura. Está claro que Bruselas tiene menos glamour que Chicago, pero tiene la gran ventaja de que está a poco más de 2 horas en avión, lo que a nivel de euros es bastante considerable. Así que espero visitas... eso sí, recomiendo que cuando mejore el tiempo.

Bueno, al tema. Durante los primeros días, aprovechamos para hacer turismo por la ciudad, con los lugares típicos, y además, para visitar el Atomium, que no vimos en nuestra anterior visita hace un par de años. El Atomium es un monumento que representa una molécula de hierro y que se ha convertido en uno de los símbolos de Bruselas. Tengo que reconocer que me impresionó por su tamaño. Es enorme... Me pasó lo contrario que con el Manneken Pis, que me sorprendió por su pequeñez. En fin, estos belgas son así, o muy grande o muy pequeño, no hay punto medio. Ahí van unas fotos de ambos, uno vestido de Papá Noel, y el otro, iluminado por la noche:


Probamos la gastronomía belga (gofres, cerveza, ...), paseamos por las calles de Bruselas y visitamos los mercadillos de navidad. Vimos a la gente patinar sobre el hielo, y subir a la noria. Nos pusimos los gorros de Navidad y asistimos en la Grand Place a las pruebas para el día de Fin de Año, con festival de luces y música. En fin, una semana bastante completa, la verdad.

Ya el viernes tocaba viajar... nos íbamos a París, pero eso ya es otra historia.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Bruselas, los belgas y otras historias

Bueno, pues ya estamos en diciembre. Hace ya casi un mes que llegué y la verdad es que tampoco tengo muchas novedades. Ya estoy totalmente instalado en casa, aunque confío que la visita de Patri acabe de poner el pisito a punto.

Por lo demás, he pasado la etapa de lamentación para entrar en la de resignación. Y me explico. Fundamentalmente hablo del clima en Bruselas (aunque el clima siempre me ha parecido un factor determinante en el carácter de una ciudad y de sus habitantes). Los primeros días, con el permanente color gris del cielo, la ligera lluvia y el frío, me lo tomaba bastante mal. Ya es mala suerte, pensaba yo... recién llegado y con este clima. Casi un mes después, me doy cuenta que no se puede salir de casa sin paraguas, o de que el sol está reservado sólo para días excepcionales. Y claro, a esto se une que ya estamos en diciembre y a las 5 ya es de noche... Pero bueno, a todo se acostumbra uno. Y yo, personalmente, me voy adaptando. No llego al nivel 'belga' de aceptación, que consiste en ir con la bici a trabajar a 0º y lloviendo, pero bueno, poco a poco.

Aparte de los fenómenos climáticos, estas semanas me han servido para adentrarme en el conflicto belga entre flamencos y valones. Es curioso que en un país tan pequeño tengan un sentimiento de diferenciación tan marcado. En Bruselas es donde conviven oficialmente las dos regiones, ya que es la capital de ambas. La separación (que también se puede considerar independencia) es patente a todos los niveles: la principal diferencia es la lengua (francés en el caso de los valones, neerlandés de los flamencos), ya que conlleva que haya canales de televisión diferentes, periódicos diferentes, escuelas y universidades diferentes, etc. Pero no sólo eso, hasta el transporte es diferente. Existe un transporte público para valones (STIB) y otro para flamencos (LIJN), lo cual es un poco de traca. En el mapa siguiente se muestra la distribución de Bélgica según las dos zonas:

El año pasado hubo bastante movida entre ambas regiones por una polémica reforma del Estado en la que se aumentaban las compentencias de los flamencos. Pero al final todo quedó en nada tras la intervención del Rey, que es el único que parece ajeno a este surrealismo convertido en país. Pensándolo fríamente, quizá ese es el motivo por el que las Instituciones Europeas optaron por Bruselas como sede. Es el paradigma de la diversidad. En la siguiente imagen están los escudos de cada región, el gallo de Valonia (heredado de Francia) y una especie de león para Flandes. No sé, a mi casi que me gusta más el león. El gallo, como que no...

Por cierto, ayer entró en vigor el Tratado de Lisboa, que debe servir para componer una imagen de Europa más compacta a nivel internacional y para mejorar el actual sistema. Y yo me pregunto, ¿a alguien le importa realmente el Tratado de Lisboa? Además, se han elegido los nuevos cargos que integrarán la Comisión Europea los próximos años. Y yo me pregunto, ¿a alguien le importa realmente la Comisión Europea? En fin... yo de momento, seguiré cogiendo el paraguas por si llueve y aprendiendo francés, que el neerlandés ya me parece demasiado 'pa el cuerpo'. Hasta otra.

 

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