miércoles, 21 de abril de 2010

La nube volcánica

La que se ha montado. A un volcán en Islandia se le ocurre toser un poco, y causa el caos en medio mundo. Aviones cancelados, gente tirada en los aeropuertos, trenes y autobuses desbordados, un desastre. Uno, dos, y hasta seis días de restricciones aéreas en la mayor parte de Europa, que parece que empieza a recuperarse del suceso. Claro está, hasta que otro volcán se vuelva a resfriar.

Ahora son las aerolíneas las que han puesto el grito en el cielo, anunciando en voz alta las altas pérdidas ocasionadas por el volcán. Y claro, quieren plan de rescate. Es como un deja vú, esto me suena. Pero bueno, al tema. Resulta que un conocido mío tenía visita este fin de semana en Bruselas. Su hermana venía a verle desde Italia. Y bien, tuvo la suerte, o la desgracia, de poder coger uno de los últimos vuelos en la jornada del jueves. Llegó a Bruselas tranquilamente y se las prometía muy felices para volver a casa el domingo. Pero llegó el domingo y su vuelo fue cancelado. Ahí empezó la odisea.


Primero, intentó cambiar el vuelo pero ante la negativa de la compañía reservó otro billete para el jueves, a precio de oro. Pero claro, de momento aun no está claro que los aviones vayan a volar a su destino, así que está en la tesitura de perder el vuelo, coger un billete de autóbús y estar todo el día en carretera para llegar finalmente a Italia. El balance, unos 500 euros gastados, cuatro días de trabajo perdidos, un jefe enfadado y mucho cansancio acumulado. Como esta, muchas historias similares se suceden estos días.

Pero claro, las aerolíneas quieren plan de rescate, quieren que el dinero público que pagamos todos compense sus pérdidas. Y yo me pregunto, y quien compensa las pérdidas de miles de personas que se han visto afectadas por el problema. Si pides compensación, te dicen que es fuerza mayor, y si es fuerza mayor por qué tenemos que compensar a nadie... Pues lo mismo se podría aplicar al revés, digo yo.

Al final, me da la impresión que siempre pagan los mismos. Que los bancos quiebran, pues toma plan de rescate con dinero público. Que las aerolíneas tienen problemas, pues lo mismo... En fin, que esto es una tomadura de pelo.

martes, 13 de abril de 2010

Viaje a Escocia (III). Edimburgo

Finalmente, y tras el intenso recorrido por el país, llegamos a Edimburgo. Hay que reconocer que, al principio, nos decepcionó un poco. El día gris y el cansancio probablemente contribuyeron bastante a ello el primer día. Por suerte, nos quedaba un día más, que aprovechamos para descubrir realmente los encantos de la ciudad. El Castillo, la Milla real, las galerías subterráneas donde habitan mitos y leyendas, la Princess Street, Calton Hill, ... y tantas otras atracciones dignas de ver.


Vimos gaiteros por las calles y nos encontramos con la reencarnación del mismísimo William Wallace, al que recordamos aquello de: 'Nos podrán quitar la vida, pero jamás nos quitarán la LIBERTAAAAAAAAAAD'. Gran frase de cine que define perfectamente nuestro viaje a Escocia. un viaje hacia la libertad de la naturaleza, hacia la espectacularidad de sus paisajes y la grandeza de sus tradiciones. Ahí queda eso.

viernes, 9 de abril de 2010

Viaje a Escocia (II). Eilean Donan, Lago Ness, ...

El día siguiente venía uno de los platos fuertes del viaje, la visita al castillo más famoso de Escocia, el Eilean Donan Castle. Se trata de un castillo situado en la diminuta isla de Donan, junto a la Isla de Skye, y al que se accede a través de un puente de piedra. La imagen se puede describir en dos palabras: IM-PRESIONANTE. El lago, el castillo, el puente, las montañas nevadas al fondo, y, para colmo, el reflejo del castillo en el agua formaban un cuadro increíble. Sin duda, de lo mejor del viaje.


El recorrido seguía hacia el Lago Ness, donde, pese a que estuvimos buscándolo un rato, no encontramos a Nessie, al famoso monstruo del lago. Bordeamos el lago desde Fort Augustus hasta Inverness, la capital de las Tierras Altas. Allí, para variar, visitamos el castillo, un castillo rosa bastante peculiar y disfrutamos de las vistas de la ciudad sobre el río. Finalmente, llegamos a Newtonmore, en el centro de Escocia, ya en descenso hacia Edimburgo.


Llegaba el último día de trayecto en el coche, la vuelta hacia Edimburgo. De camino, hicimos la parada obligatoria en una de las muchas destilerías de whisky que hay en el país. Escogimos una al azar, y, curiosamente, fuimos a parar a Edredour, la destilería más pequeña de Escocia, con sólo 15 barriles a la semana y la única cuyo proceso aún es fundamentalmente manual. Tomamos nuestros whiskies de rigor para calentar el estómago, eso sí con moderación para poder continuar el viaje.

Finalmente y tras cruzar uno de los puentes que atraviesan el fiordo de Forth, en el mar del Norte, llegamos a nuestra última parada en el camino, Edimburgo.

jueves, 8 de abril de 2010

Viaje a Escocia (I). De Stirling a Isla de Skye

Uno de los destinos que siempre he tenido ganas de visitar es Escocia. Seguramente películas como Braveheart han tenido mucho que ver en ello, pero los paisajes, la historia, y las leyendas de estas tierras siempre me han atraído. Así, aprovechando unos pocos días de vacaciones, nos fuimos en búsqueda de William Wallace y de Nessie, el famoso monstruo del Lago Ness.

Los días previos al viaje diseñamos la ruta a seguir. Evidentemente y como suele pasar en estos casos, siempre te faltan días para verlo todo, pero la verdad es que puedo decir que aprovechamos al máximo los días que estuvimos. Un recorrido de más de 1.000 kilómetros durante 5 días, donde visitamos los principales encantos del país, desde los espectaculares paisajes de las Tierras Altas (las famosas Highlands), hasta los castillos y edificios emblemáticos dispersados por todo el territorio, en Edimburgo, Stirling, Dunvegan, Inverness o Perth. Este es el recorrido completo que hicimos:


Empezando por el principio, el recorrido empezaba en Edimburgo, desde donde tras recoger el coche, nos dirigimos hacia la primera parada del viaje, Stirling, que fue en otro tiempo capital del reino y que aún conserva parte del esplendor medieval de entonces. Visitamos, como es de rigor, el Monumento Nacional de William Wallace, en el que se cuenta la vida del héroe escocés, desde su nacimiento hasta su ejecución por parte de los ingleses. Después nos fuimos al Castillo de Stirling, donde una gran estatua de Robert Bruce (el que supuestamente traicionó a Wallace, para posteriormente arrepentirse y derrotar a los ingleses), gobierna la explanada del castillo y la ciudad.


Tras el paso por Stirling, empezaba el trayecto por los innumerables lagos y montañas que inundan el país. Vimos las cataratas de Bracklinn, en Callander, y bordeamos el lago más grande del país, el Lago Lomond, desde donde las vistas eras espectaculares. Así, poco a poco, nos fuimos acercando a las Tierras Altas, en cuyo centro, al lado del Lago Leven, pasamos la primera noche.


El segundo día tocaba visitar la isla de Skye. Para ello, cogimos el ferry que une Mallaig con Armadale, un trayecto de poco más de media hora, donde nos encontramos con gente de Valencia. El día, un poco gris, no acompañaba demasiado. Recorrimos la isla durante todo el día, pasando por el castillo de Dunvegan, admirando la formación de Man of Storr, los acantilados Kilt Rock o los paisajes de Quiraing.


Además, nos encontramos con una de las figuras emblemáticas de estos parajes, las Highlands Cows (vacas de las Tierras Altas), que con su pelo largo y su pinta despistada, nos tuvieron entretenidos. Además de las vacas, el otro animal estrella aquí, son las ovejas de todo tipo que se cruzan por todas partes. Las vimos de todos los colores, blancas, negras, amarillas... Y claro, algún pastor también nos cruzamos. Auténticamente escocés, como se ve en la foto. La noche la pasamos en una casa en el monte cerca de Portree, donde disfrutamos del clásico 'bed&breakfast'.


Quedaba mucho viaje por delante, casi tres días, con atractivos como el Lago Ness, el Eilean Donan Castle, o Edimburgo. Quedaba mucha tela que cortar...

 

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